Hoy la Iglesia se viste de fiesta al celebrar la Asunción de la Virgen María a los cielos. Hoy podemos alegrarnos todos, pues lo que celebramos en esta fiesta es el triunfo de María sobre la muerte y su glorificación al cielo, a imitación de su Hijo único Jesucristo. Este es el día glorioso en que la Virgen madre de Dios subió a los cielos; todos la aclamamos y tributamos nuestras alabanzas.
Y precisamente hoy podemos celebrar en la Orden lo que llamamos “el pentecostés dominicano”. Domingo concibió y maduro la idea de que la buena noticia que podía ir sembrando, no debería quedar solo en medio de los Cataros, sino que sus hijos la llevarían a todo el mundo.
Así en contra de todos los que le rodeaban, le aconsejaban…, comprendió “la locura de buen castellano”, de enviar a los frailes a imitación de Jesús, de dos en dos por todo el mundo.
Y eligió precisamente este día en que pediría la protección de María y la oración de sus monjas para que el trigo esparcido llegara a todo el orbe.
Y en esta misión Domingo envió a cuatro frailes a España: Pedro de Madrid, Miguel de Ucero, Suero Gómez y Domingo de Segovia, o Domingo Chico, que en la Navidad de 1218 se encontraría en Segovia junto a F. Corbalán, primer prior del convento que dejara fundado Santo Domingo.
Comunidad de monjas dominicas
Monasterio de Santo Domingo el Real de Segovia
La Asunción de María en Occidente fue aceptada mediante el tratado ad Interrogata cuya autoría se cree corresponde a San Agusttin y que fue aceptada entre otros teólogos por Santo Tomás de Aquino. Debieron pasar siglos hasta ser considerada dogma de fe por La Iglesia. Hoy día supone para nosotros un momento conmovedor cada vez que celebramos la solemnidad de la Virgen. De nuevlo nos llega el recuerdo de una adolescente que fue a visitar a su prima Isabel que su alma proclamaba la grandeza del Señor y los posteriores sufrimientos por la pasión de su hijo