- Después de 800 años Santo Domingo se vuelve a hacer presente en la ciudad de Segovia. En realidad, siempre está presente en la vida y entrega de las monjas dominicas y de la fraternidad de laicos dominicos que mantienen vivo el espíritu de Santo Domingo en la ciudad, pero el pasado domingo de una manera especial en la figura de su sucesor como Maestro de la Orden, fr. Bruno Cadoré, quien presidió una Eucaristía que ponía punto final al Octavo centenario de la presencia del fundador de la Orden de Predicadores en Segovia.
En su homilía fr. Bruno recordó cómo Santo Domingo en Segovia “quiso imitar a Jesús, el predicador. Por eso el ardor por la oración de Domingo le llevó a vivir la pasión del Señor, a descubrir que él, hombre de esta tierra, podía vivir la vida de Jesús. Aquí en Segovia Domingo tuvo la experiencia de vivir como Jesús vivió, en solidaridad con toda la humanidad, esperando con toda la humanidad que este desierto sea transformado para llegar a ser el camino de Dios al mundo. Para que en este mundo se pueda abrir un camino por los hombres hasta Dios. Esto es lo que Domingo quería anunciar: el adviento de la misericordia de Dios que transfigura la humanidad desde hoy hasta siempre”.
En la Eucaristía estuvieron presentes también el Socio del Maestro para la Península Ibérica, fr. Miguel Ángel del Rio, el Prior Provincial de los Dominicos de Hispania, fr. Jesús Díaz Sariego, el Vicario regional del Rosario, fr. José Parra, el Vicario General de la Diócesis de Segovia y el Vicario de Vida Consagrada, además de un buen número de frailes, hermanas y laicos de la misma ciudad de Segovia, de Madrid, Salamanca y Valladolid…
Tras la celebración, tuvo lugar una comida fraterna en el Seminario y a continuación una visita a la cueva de Santo Domingo, guiada por Esther, una laica dominica de la fraternidad de Segovia, terminando la jornada con una oración rememorando la presencia orante de Santo Domingo en ese lugar.
Se ponía así punto final a un año intenso, con numerosas actividades como las visitas guiadas a la Cueva, gracias a las cuales muchos segovianos han descubierto ese lugar tan especial desconocido para muchos; conciertos y recitales de poesía; oraciones recordando los nueve modos de orar de Santo Domingo. También hubo ocasión para profundizar en la historia de Santo Domingo y los dominicos en su vinculación con la ciudad de Segovia, a través de varias conferencias, e incluso un certamen de Tapas Conventuales de Cuchara en la ciudad. Y por supuesto la Predicaminata Plus en la que un pequeño grupo de valientes recorrió, en tres día, el camino de Madrid a Segovia, siguiendo los pasos de Santo Domingo. La organización de estos eventos ha sido posible gracias al esfuerzo de las monjas dominicas de Segovia así como la Fraternidad Laical de Segovia y de Ntra. Sra. de Atocha de Madrid, y con la colaboración del Ayuntamiento, la Diputación y la Junta de Castilla y León.






La mañana del 6 de diciembre, partimos seis atrevidos e ilusionados predicaminantes de la estación de metro de Montecarmelo, Madrid, en dirección a Manzanares el Real, final de esta primera etapa. Comenzamos con unas oraciones encomendándonos a nuestro padre Santo Domingo para que transcurriera el camino sin ningún percance. Anduvimos por campos madrileños gran parte de la mañana, con muy buen tiempo y hasta incluso calor, haciendo alguna que otra parada para recargar pilas. La jornada fue larga y cuanto más andábamos el entusiasmo y la solidaridad entre nosotros iba creciendo. Hicimos varias paradas para reponer fuerzas, conversando, riendo y disfrutando del paisaje.
En ésta última etapa, Cercedilla–Segovia, es la que habitualmente se hace todos los años el último fin de semana de Mayo, fue más dura debido a su largo recorrido, 35 kilómetros por la sierra madrileña, puerto de la Fuenfría, y a los kilómetros acumulados en nuestros pies los días anteriores, pero nuestra ilusión no era menor, todo lo contrario, las vivencias iban aumentando, así como nuestra reflexiones, voluntad, finalidad y propósitos.
Tras la Eucaristía como conclusión de la peregrinación en un lugar tan querido como es “La Cueva”, se realizó una comida de Fraternidad en un restaurante segoviano, para luego dirigirnos con nuestras mochilas al hombro a coger el tren dirección Madrid.



Esta presencia se ha visto animada por la predicación de Fr. Pablo C. Sicouly OP. Sus palabras “silenciosas y profundas” nos han mostrado con precisión, el primer día, a un Domingo compasivo, tanto que este rasgo sería fundamental en la espiritualidad de Domingo y de su orden. La misericordia como nuestro afecto puesto en la miseria, en las necesidades o pobrezas de los otros, afecto que reconoce y afirma la dignidad de las personas.


