Sábado Santo… o Vivir Sin miedo

El sábado fue un día tranquilo, de reflexión, de trabajo desde el silencio con espacios para compartir entre nosotros, con las hermanas,  Fr. Juan Luis, y otros hermanos que se acercaron de la pascua de los Carmelitas a media mañana. Todo un regalo.

Una de las invitaciones de lo que celebramos es a vivir de una vez por todas sin miedo. Y hacerlo al estilo del Resucitado y esto…¿qué significa?

Significa poner no sólo nuestros talentos sino también nuestras debilidades encima de la mesa de nuestras vidas ( y la eucarística) para hacer resucitar aquella parcela de nuestras vidas que creamos que necesita luz y VIDA.

Es curioso pero el “no tengáis miedo” o “no temáis” como anoche aparecía en el evangelio de Mateo que se leyó en la Vigilia diciéndoselo el Ángel a las mujeres, es una de las frases que más se repite en distintos encuentros entre Dios y el hombre y…me encanta porque nunca dice: no tengas vergüenza, no tengas complejos, no tengas resistencias, perezas,… simplemente “no tengas miedo”.

Así que, por ejemplo, si hay algo que tengamos que solucionar con nuestra pareja, herman@, compañero de trabajo, espos@, etc.. no sólo pongamos nuestros talentos, cualesquiera que sean ( capacidad de escucha, diálogo, empatía… ), sino también pongamos encima de la mesa lo que nos cuesta, nuestras inercias, nuestro ego,resistencias,etc… porque este es el Dios de la debilidad como celebramos estos días anteriormente y desde ahí Él construye y resucita…

O  por ejemplo en un plan que estamos llamados a hacer, no sólo pongamos nuestras capacidades sino también nuestras debilidades (lógica inversa a la del mundo profesional, que sólo te ficha y valora por tus habilidades y competencias)

Vivir sin miedo a cambiar nuestras prioridades, a poner encima de la mesa de nuestra (Su) “viña” nuestras debilidades y creernoslo de verdad.  

Otra clave que estuve rezando anoche durante una vigilia preciosa guiada por nuestras hermanas contemplativas,y que emana de lo anterior, es la invitación a evolucionar nuestra relación personal con Dios pasando de un Dios solucionador a un Dios Resucitador. Muchas veces podemos caer en la tentación de pedir al estilo farmacéutico o gurú de libro de autoayuda… para que nos solucione algo (“ que apruebe, que salga bien la operación, que me fichen, que diga si…” )  y nos olvidamos de la parte de la debilidad o cruz que hay en ello.

Vivir con miedo trae consigo interpretar lo que nos pasa en nuestras vidas sin una lectura desde Dios y su Alianza que selló con nosotros el jueves santo en la Eucaristía, trayendo la desconfianza, el proteccionismo, el sepulcro… Hasta los mismos discípulos al vivir bajo el miedo esos días interpretaron lo que había pasado en clave de robo. “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”. ( Jn 20,2) Una óptica y lógica razonable en la época ya que el saqueo de tumbas era bastante habitual.

Pero la invitación, es a leer nuestra vida sin perder la consciencia que el Dios Padre de la historia sigue actuando hoy, e interpretarla no sólo desde la coincidencia y si desde la “Dioscidencia”, no sólo desde la causa-efecto sino desde la fidelidad del que nos lleva tatuado en la palma de su mano.

La noche terminó con un chocolate caliente con extra de cariño preparado por nuestras hermanas en el convento, con el que pudimos compartir la alegría de saber que podemos vivir como resucitados. Vivir sin Miedo.

 


Carlos Luna OP

Fraternidad Laical de Santo Domingo “Nuestra Señora de Atocha”

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